Según la OMS a nivel mundial para el año 2,020, uno de cada cinco niños sigue sin ser vacunado, conducta que pone en riesgo numerosas vidas. Se reporta que cada año mueren 1,5 millones de niños de enfermedades que podrían prevenirse mediante vacunas disponibles.
En época de pandemia muchos tenemos puestas las esperanzas en la nueva vacuna contra COVID, la mayoría sabemos lo importante de este tipo de medicina preventiva.
Es un reto para los pediatras asesorar efectivamente a los padres a optar por la pronta y correcta administración de vacunas.
La mayoría de padres, aunque no lo digan temen o les causa ansiedad someter a sus pequeños a una vacuna, principalmente por el dolor que les causa y el llanto provocado, a nosotros los pediatras y a ningún profesional sanitario le gusta ver sufrir a un niño, todos queremos que los niños se sientan tranquilos y felices, además del dolor en el sitio de punción y el temor a las inyecciones, son tan diversos los motivos de la ausencia de vacunación como el miedo a los efectos adversos que pueden presentarse, la desconfianza en el sistema de salud, la seguridad de las vacunas, las teorías anti vacunas, el costo económico que pueden tener si lo llevan a un centro hospitalario o clínica privada, la exposición a COVID si acuden a un centro de salud pública o IGSS. Son variados los pensamientos que suscitan dudas y reducen las tasas de vacunación, lo que se ve reflejado en la incidencia y elevada prevalencia de enfermedades prevenibles con vacunas como: influenza, varicela, hepatitis A y rotavirus.
Es inexplicable el malestar que refieren los padres cuando ven que sus hijos cursan con algún cuadro que pudo haber sido prevenido con vacunas, algunos se excusan de que no sabían la existencia de esas vacunas, por lo que es de vital importancia nos asesoremos con nuestro pediatra de confianza y evaluar el esquema de vacunación de nuestros hijos, acudir con nuestro carné o cartilla de vacunación y control de Niño sano al menos una vez al año.
Es fundamental que implementemos el esquema de vacunación completo desde el nacimiento.
A continuación se presenta el esquema de vacunación adaptado de la última revisión de la Academia Americana de Pediatría para el 2,020. Se colocan las vacunas y las edades establecidas de tal forma que los padres de familia puedan dar un seguimiento adecuado .
En relación a las primeras 2 vacunas BCG y hepatitis B, la recomendación es aplicarlas al nacimiento a más tardar en los primeros 28 días, esto para su protección inmediata y porque se requiere un período mínimo de separación de un mes con las vacunas que recibirá a los dos meses, para que no exista interferencia con la efectividad entre las vacunas. La BCG es la única vacuna antituberculosa disponible, protege a lactantes y niños contra la meningitis tuberculosa, se aplica de forma subcutánea en el brazo derecho y puede provocar una inflamación severa que se considera normal y una cicatriz que casi todos tenemos.
Cabe destacar que en nuestras clínicas en el momento de la vacunación tratamos de aliviar la ansiedad de niños y padres, realizamos su chequeo general de rutina y al final colocamos las vacunas. Además de todas las medidas de higiene y seguridad, los padres o la persona que cuida del bebé o niño debe estar siempre presente durante y después de la inyección.
Exhortamos a dar el pecho a los lactantes durante la vacunación o inmediatamente después, el calor y sentirse protegido por mamá hará este momento más tolerable. Se recomienda distraer a los niños menores de 6 años con su juguete favorito, un vídeo o música y recordar que el dolor momentáneo es incomparable con el beneficio de estar protegido.
Si deseas más información, realiza tu cita con el pediatra llamando al 1747.